Viernes, 13 Septiembre 2019 14:27

Escuchando la voz teológica de nuestro carisma a través los estudios sobre Eymard

El puente entre entender algo intelectualmente y conocerlo en la práctica puede suponer una travesía común para las congregaciones religiosas. Fabio Ciardi, OMI, describe brevemente cómo:

Hemos estudiado y profundizado en la vida religiosa en sus distintos aspectos antropológicos, psicológicos, sociales, teológicos y espirituales. Y todavía, a menudo, no sabemos cómo actualizar (poner en práctica) lo que hemos entendido. Percibimos casi una dicotomía entre la comprensión intelectual y nuestra experiencia vital.”

Aquí es donde la teología práctica puede intervenir y aportar su contribución a la calidad de nuestra vida religiosa. El desarrollo de esta forma de hacer teología en estos últimos cincuenta años ha sido esporádico. Esto se debe en parte a nuestra tendencia a pensar sobre la teología: conceptos y verdades sobre Dios alcanzados a través de palabras, normalmente por otras personas a las que llamamos “teólogos”. Sin embargo, el punto de partida de la teología práctica no son las palabras sino las prácticas de fe y las acciones, una especie de test vital del actuar humano y una interrogación sobre cómo esas prácticas pueden fomentar en nosotros las llamadas de Dios hoy. Thomas Groome relaciona los principios católicos implicados en la teología práctica con una extensión de la definición tradicional de la teología de San Anselmo y su conclusión natural: la Fe en busca de comprensión…¿ y luego qué? No nos limitamos a la comprensión de algo o de alguien; ¡vivimos esa comprensión!

Últimamente he concluido casi cinco años de estudios en la Unión Teológica Católica en Chicago, una universidad teológica de posgrado que comprende un conjunto de institutos religiosos a través de los Estados Unidos. El núcleo principal de mi tiempo fue emprender una investigación doctoral sobre la teología práctica de nuestro fundador, es decir, fundar en el sentido más universal- en el momento de su muerte en agosto de 1868, San Pedro Julián Eymard había establecido dos congregaciones religiosas y una agregación laica, de mujeres y hombres, de tal modo que su visión universal de la eucaristía pudiera infiltrarse en todo el pueblo de Dios.

Uno de los temas clave en el ministerio de la predicación del P. Eymard y en su correspondencia era transmitir la enseñanza de que el Don de sí mismo es la respuesta final a la entrega de sí mismo de Cristo en la Eucaristía. Pero esta enseñanza no debía quedarse en una idea sino manifestarse en actos. El problema fue que eso fue acogido con ambigüedad y confusión. Ciertamente, los primeros Padres del Santísimo Sacramento tuvieron dificultad en comprenderlo. Sus cartas a un pequeño grupo de seglares eran más explícitas y exponían con claridad a lo que se parece el Don de Sí, cuando despegando de la página lo ponemos en práctica.

Muchas congregaciones religiosas se enfrentan con el mismo problema cuando pretenden reformular la identidad carismática de sus fundadores. Los aspectos clave del carisma que caracteriza nuestra vida religiosa pueden a veces parecernos tan abstractos que dar el salto a la aplicación práctica nos parece inaccesible. Hace un par de años, un director de formación me comentó: “No se cómo dar vida al tema del Don de Sí mismo con los estudiantes. Todo lo que leo sobre eso siempre suena muy seco y abstracto. ¿Qué hacer, Darren?”

El proyecto de investigación que emprendí identificó métodos y procedimientos para responder a esa cuestión de “¿qué hacer?” que proponen sobradamente algunas herramientas para relacionar nuestra práctica, como religiosos y seglares asociados, con la inspiración original de nuestro fundador. El proyecto de investigación se fundamentaba en dos distinciones importantes. En primer lugar, según cómo miremos a San Pedro Julián Eymard afectará a lo que veamos; existe una diferencia entre contemplar su vida a través de su biografía, por ejemplo, y contemplarla desde el interior a través de los propios comentarios del P. Eymard. En segundo lugar, la preocupación de la investigación no era solamente sobre lo que enseñaba, sino sobre cómo, y el corpus de su correspondencia aporta un amplio campo de oportunidades para hacer propuestas sobre cómo el Don de Sí mismo forma parte de la teología práctica de Eymard.

La investigación en sí misma supuso mucho tiempo, pero tuve la firme convicción de que los quince participantes, incluyendo los sacerdotes SSS y los asociados de la Provincia de Sta Ana tuvieron la oportunidad de experimentar un sentimiento de renovación en su actual ministerio al participar en el proyecto de la tesis. Entrevistas grabadas, grupos de discusión, análisis narrativos y métodos de investigación cualificados fueron la base para llevar a término la tesis de seis capítulos que fue defendida con éxito en Chicago, el 11 de abril del presente año.

El valor intercultural de este trabajo también tiene mucha importancia cuando nuestras ciudades y comunidades son actualmente cada vez más internacionales en su composición. La animación de la investigación que he emprendido ha sido aportada, de forma regular, a nuestros 95 estudiantes en India así como a los miembros seglares de nuestra agregación en Escocia, Irlanda y los EEUU. Mi esperanza es que el proyecto de la tesis haga alguna aportación en el importante asunto de conseguir conocer a San Pedro Julián Eymard en sus propios términos, en sus palabras, en sus contextos, que debemos aprovechar en nuestros propios ambientes culturales y situaciones como parte de nuestros programas de formación para los futuros religiosos y miembros de la Agregación. Descubriendo algo del santo eucarístico del Dios desde el interior, supone una diferencia en cómo los futuros ministros y la misión se configuran como miembros de nuestra familia carismática eymardiana.

Finalmente, la clase de acercamiento a nuestra compartida vida religiosa en Dios que yo he comenzado en Chicago puede resumirse con lo que Esther Posada denomina “Escucha teológica del carisma”

Es la escucha silenciosa del carisma en su densidad teológica. Esto no significa interrumpir el estudio formal y sistemático, sino un esfuerzo activo, serio y perseverante, realizado con asombro y gratitud por lo que Dios hace y ha hecho”.

¡Que sean bendecidos e inspirados en la identidad carismática de nuestro fundador a través de su escucha!

26 de agosto de 2019

Padre Darren Maslen, sss
Capilla del Santísimo Sacramente, Dublín