Lunes, 14 Octubre 2019 09:23

Agregación del Santísimo Sacramento en Turín - Ejercicios espirituales anuales

El “Proyecto de Vida” recuerda a los agregados el deber y la necesidad de una formación permanente para crecer en la espiritualidad eucarística eymardiana. Conocemos lo pendiente que el P. Eymard estuvo de la formación de los laicos comprometidos, en los distintos niveles, ya que de esto depende en gran parte el éxito de las actividades. Es a través de la oración, la escucha de la Palabra de Dios, la reflexión sobre ella, la meditación, el silencio, la adoración eucarística y la participación en los sacramentos, que el agregado progresa en la espiritualidad eucarística y que su identidad de agregado se consolida. San Pedro Julián Eymard se preocupaba mucho por la dirección espiritual de los laicos, como lo atestiguan sus numerosas cartas. Mostraba gran celo por la predicación como lo confirman sus escritos.

Por eso, este año hemos organizado los ejercicios espirituales para los agregados durante la primera semana del mes de julio, divididos en dos tandas: la primera del 1 al 3 de julio, la segunda del 4 al 6. El lugar era la iglesia S. Maria di Piazza, la casa de la comunidad SSS en Turín. Las dos tandas fueron animadas por el p. Luca Zanchi, superior de la comunidad SSS de Milán y párroco de la parroquia S. Angela Merici en Milán. El tema era el siguiente: “Haced esto en memoria mía…”- las exigencias de la Eucaristía.

Algunos aspectos de la Eucaristía sobre los que se reflexionó:

Primer día: Disponibilidad: Con dos temas para las dos meditaciones: la escucha “cada cosa a su tiempo” con el texto de Lc 10,38-42; el intercambio “una nada se convierte en todo” con el texto de Mt 14,13-21.

Segundo día: Caridad. Con dos temas para las dos meditaciones; el servicio “la fatiga de rebajarse”: la humildad” con el texto de Jn 13,1-20; la caridad “que sea verdadera” con el texto de Rom 12,9-21.

Tercer día: Misión. Con dos temas para las dos meditaciones: la confianza ”cualquier cosa que yo os pida, hacedlo” con el texto de Jn 2,1-12; la misión “¿qué nos espera ahora?” con el texto de Lc 24,13-35.

En el horario estaba previsto celebrar Laudes a las 10h. y la primera meditación, seguida de un tiempo de silencio y de tiempo libre para la reflexión y la oración personal hasta las 12h., momento de celebrar sexta. Seguidamente, la comida en la sala de la casa y un poco de tiempo libre. A las 15h tenía lugar la segunda meditación. A las 16h15 la adoración comunitaria, animada por el p. Luca, y a continuación el rezo del rosario y las vísperas. La jornada terminaba con la celebración eucarística solemne, para luego despedirse hasta el día siguiente. Un cuadernillo con oraciones para los distintos momentos había sido preparado por el p. Luca y estaba a disposición de todos.

En opinión de los participantes, esos tres días fueron un tiempo de gracia donde cada uno ha podido entender mejor lo que significa celebrar, recibir y adorar la Eucaristía. Esta exige una gran disponibilidad para conseguir acogerla como don del Padre y vivirla en la caridad y el servicio a los hermanos hasta el don de uno mismo a ejemplo de Jesús que se ha entregado por nosotros. Ella nos compromete para una misión gozosa, para anunciarle como sacramento de amor y de salvación que transforma el corazón de los fieles con una respuesta de amor. La Eucaristía es un don de vida que supone el don de sí mismo por la gloria del Padre, exactamente como San Pedro Julián Eymard con el don de sí mismo.

El p. Luca, con sus palabras sencillas y claras, ha explicado que el agregado debe, poco a poco, entrar cada vez más a fondo en el misterio de la Eucaristía, celebrarla ante todo como misterio de salvación, adorarla como fuente de gracia, anunciarla y dar testimonio con la propia vida y así crecer en espiritualidad eucarística, siguiendo el carisma de San Pedro Julián Eymard.

25 de agosto de 2019

De Padre Albino Valentini, sss