Jueves, 08 Octubre 2020 10:28

La Mure celebra la fiesta de San Pedro Julián Eymard

La solemnidad de San Pedro Julián Eymard de este 2 de agosto de 2020, en la Parroquia que lleva su nombre en La Mure se desarrolló en dos tiempos.

Primer tiempo: La preparación

Varios momentos de oración han ocupado esta preparación: una Novena de oración, una peregrinación a Nuestra Señora de Osier y una vigilia de Adoración animada, el último día de la Novena.

La Novena de oración se titulaba: “Participar en la Misa con San Pedro Julián Eymard”. Ha sido una ayuda a los fieles para una participación fructífera en la celebración eucarística. En efecto, La Eucaristía contiene todos los recursos de la vida cristiana (Cf. Documento preparatorio de Congreso Eucarístico Internacional de Budapest, 2020), del mismo modo que su centro. (“Nosotros no tenemos nada más que un pensamiento, una meta, un centro: ¡la Eucaristía!”, Padre Eymard, CO 609; III,56). Por eso ella se presenta como un elemento de madurez de cualquier vida y misión cristianas. San Pedro Julián Eymard, apóstol de la Eucaristía, lo ha captado y explicado bien en sus distintos escritos.

En esta inmensa tarea de reflexión, ciertos elementos elegidos componían esta Novena:

“Comenzar la Misa con Pedro Julián Eymard”, “Escuchar la Palabra con Pedro Julián Eymard”, “Proclamar la Palabra con Pedro Julián Eymard”, “Por el Espíritu Santo: Las ofrendas, Cuerpo y Sangre de Cristo y los participantes, un solo Cuerpo en Cristo”, “La comunidad cristiana comparte el destino de Cristo”, “La ofrenda real de Cristo al fiel”, “La Santa Comunión”, “La Acción de gracias” y “El envío: infundir el Espíritu de la Misa en la realidad del mundo”.

Así la celebración eucarística diaria, donde uno de los temas era explicado en la homilía, era precedida por una adoración silenciosa de una hora. Se ponía a disposición de cada asistente un texto del P. Eymard en correspondencia con el tema de ese día.

El Santuario de Nuestra Señora del Osier era el lugar de peregrinación elegido para la octava marcha tras las huellas del P. Eymard, cuyo tema era: la llamada a la santidad. Esta marcha abrió el Triduo de la fiesta de San Pedro Julián Eymard el 30 de julio. Catorce personas participaron con el deseo de recorrer el mismo itinerario de fe seguido por el Abate Eymard, donde celebró su primera misa. Ese Santuario Mariano estaba atendido por los Oblatas de María.

Se trata de aprender el amor de Jesús dejándose acompañar por la Santísima Virgen María. San Pedro Julián Eymard habla de ello de esta manera: ¿Qué es la santidad? Es la vida de Jesucristo en nosotros. Pues la dulce y gran misión de María es formarnos en la santidad, es decir, darnos a conocer a Jesucristo, inspirarnos su amor y formarnos en sus virtudes, en una palabra, hacer de nosotros otros Cristos … [Gal 2,20]. (PG.223,1; XII,20)

Una Adoración fue animada el viernes 31 de julio. Los miembros de la Agregación del Santísimo Sacramento de La Mure prepararon esta Adoración con el título: “Eymard y la Santidad”. Se desarrolló siguiendo el método de oración propuesto por el P. Eymard: La Adoración según los cuatro fines del sacrificio de la Misa: la adoración, la Acción de gracias, la Demanda de perdón y la Petición. Cada etapa constaba de: un texto de la Palabra de Dios, una meditación del P. Eymard sobre el tema, un tiempo de silencio y un canto. Intenciones espontáneas sustituían al tiempo de silencio de la parte de petición.

Fete Eymard1

Segundo tiempo: la celebración de la Eucaristía

Monseñor Guy de Kérimel, Obispo de la Diócesis, presidió la celebración eucarística, seguida por un gran número de fieles venidos de las dióceis de Lyon y de Grenoble. El Superior general, padre Eugenio Barbosa Martins y otros sacerdotes concelebraron esta Misa, entre ellos los padres SSS del Havre, de Colombier, de Grenoble, de La Mure, Sacerdotes de Nuestra Señora de La Salette y un sacerdote diocesano.

He aquí el resumen de la homilía del Obispo: El Señor siente compasión ante la multitud que ignora a Jesucristo, ¡Jesucristo, el Tesoro ignorado! San Pedro Julián Eymard siente compasión ante todos esos niños que ignoran la Eucaristía y esos jóvenes y adultos que no se saben amados e ignoran el sacramento del amor.

Hoy, del mismo modo que en los tiempos de San Pedro Julián Eymard, Jesús no es conocido. Se gasta por lo que no sacia. Ya no se cree en el sacramento del amor. La fe ya no moviliza a la gente. Dios ya no tiene consistencia entre nosotros. ¿Cómo desear comulgar? ¿Cuál es nuestro deseo de dejarnos amar? ¿Sabemos reconocer el hambre en nuestros contemporáneos? Nos contentamos con alegrarnos. ¿Sabemos reconocer a Dios, discernir las necesidades espirituales de nuestros pobres, de los refugiados, de los migrantes? O bien ¿decimos como los apóstoles: “despide a los que vienen a acercarse a nosotros”. Y la palabra de Jesús: “Dadles vosotros mismos de comer” resuena todavía en nosotros hoy?

Sin embargo, la pobreza de medios es la condición de nuestra misión. Nuestra fuerza es Jesús mismo. Es el nuevo Moisés que ofrece el pan a los hijos de Israel. La gente está saciada. Los “doce” canastos significan la plenitud del amor del que nos habla Jesús. ¿Quién nos separará del amor de Cristo?, dice San Pablo. La comunión en el sacramento del amor y la plenitud del amor divino. El amor es la vocación de todo cristiano. Hay que recordarlo y dar testimonio de ello.

Tras la Eucaristía, los invitados participaron en una comida fraterna en la casa parroquial. Esta fiesta podía estar mejor preparada y celebrada. Sin embargo, esos momentos de ofrenda de vida interior y material, vividos en estos tiempos de la actual pandemia, se presentan como una manera de celebrar la fiesta de San Pedro Julián Eymard.

Padre Thaddée Mupapa, sss
Superior