Viernes, 13 Noviembre 2020 11:11

Santa María di Piazza en Turín celebra los 25 años de promesa en la Agregación del Smo Sacramento

La familia eymardiana de Turín se reunió el 29 de septiembre de 2020 para festejar a los agregados del Santísimo Sacramento con ocasión de sus 25 años de promesa. Cada aniversario aporta en recuerdo de un acontecimiento señalado que se ha vivido y del que se conserva la memoria en nuestra alma, pero trae también un mensaje para el presente, una invitación a regresar a esta experiencia para revivir en nuestro corazón las emociones experimentadas aquel día. Cualquier aniversario es motivo de alegría y de fiesta y uno siente la necesidad de “bendecir” este día, para que la gracia recibida se convierta en alabanza a Dios.

Para la familia eymardiana de Turín, el 29 de septiembre es el día en el que se dice a Dios “gracias”, en memoria de los 25 años de promesa y de pertenencia a la Agregación del Santísimo Sacramento, y también de la profesión de la comunidad de los religiosos. Es un día que concierne a toda la familia eymardiana que se reúne para dar las gracias a Dios por habernos llamado, religiosos y laicos, a la gracia de la Eucaristía.

Este año, igualmente, a pesar del Covid-19, la comunidad se reunió para conmemorar la profesión religiosa y para recordar el 25 aniversario de la promesa de algunos agregados.

La celebración ha estado especialmente conmovedora. Es una alegría, después de 25 años recordar ese día en el que hemos respondido a la llamada del Señor, para consagrar un poco de nuestro tiempo al grande y humilde gesto de la adoración del Santísimo Sacramento, si es posible, en la iglesia de Santa María. El sí de entonces ha continuado cada mes, cada semana, cada día, según la elección, un sí que es renovado con el mismo fervor y el mismo amor. Es conmovedor oír la fórmula de la promesa que reza: “…con ese objetivo, yo… expreso libremente mi voluntad de continuar formando parte de la Agregación del Santísimo Sacramento y de inspirarme en su ‘Proyecto de Vida’…”. La tentación de abandonar la Agregación está siempre acechando, de abandonar el camino de crecimiento en la espiritualidad eucarística eymardiana, de abandonar la catequesis del IV domingo de cada mes, de abandonar la oración de adoración con la disculpa de tener tantas cosas que hacer, de abandonar el compromiso de vivir el espíritu del cenáculo y promover la fraternidad. Pero el 29 de septiembre es también el día en que renovamos el deseo de continuar dando, por nuestra presencia, alabanza y gloria a Dios con y por medio de Jesús Eucaristía.

Un día de fiesta, pues. Este año, a causa de la pandemia, las personas agasajadas estaban situadas alrededor del altar y venía a nuestra mente la imagen de la Apocalipsis, en la que rodeando el altar del Cordero están situados los Vigías, los Ángeles y los Santos que le adoran, es esta imagen la que nos ofrecieron esos agregados rodeando el altar en el cual se hallaba expuesto el Santísimo Sacramento.

Siguiendo el programa previsto, la celebración se desarrolló en una sucesión de momentos y de símbolos que recordaban al agregado que viviera con intensidad la renovación de la promesa:

-    la iluminación de la Palabra del Señor Jesús que exulta y alaba al Padre porque revela los misterios profundos a la gente sencilla y a los que tienen un corazón humilde y abierto al misterio;

-    La exhortación y la palabra de San Pedro Julián Eymard que invita a poner en el centro de nuestra vida la Eucaristía y caminar hacia el don de sí mismo en el servicio a Dios y a los hermanos;

-    La escucha de las propuestas del “Proyecto de Vida” de ser testigos de la fuerza de la Eucaristía como guía en la conversión cotidiana al Evangelio y al espíritu del cenáculo;

-    El compromiso de ser fieles a los deberes de la Agregación;

-    La recitación de la fórmula de la promesa y la petición de continuar formando parte de la Agregación del Santísimo Sacramento;

-    La propuesta del signo que es objeto de la elección de vida: la Eucaristía y la imagen del estilo de oración: La Adoración;

-    La propuesta del “Proyecto de Vida” como guía para caminar hacia la espiritualidad eucarística eymardiana;

-    La celebración concluyó con la Alabanza Dios porque en su bondad él nos llama y nos ha hecho dignos de acercarnos a su Santísima presencia en el misterio de Jesús en la Eucaristía, con el canto de los supervivientes del Apocalipsis: “Eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder…”

Con el canto del Magnífica, el agregado, en recuerdo de sus 25 años de promesa, toma conciencia y reconoce que el amor de Dios ha entrado en su corazón para llamarlo a ser una presencia y un testigo de un misterio que ha comprometido su vida.

Toda esta riqueza espiritual estuvo presente luego, en la celebración solemne de la Pascua del Señor, presidida por el padre Superior, director de la Agregación que ha también acogido la renovación de la promesa de todos los agregados venidos para la fiesta de la familia eymardiana.

¿Qué podemos desear a esos agregados? En primer lugar, seguir fieles, y luego, ir a orar con la alegría en el corazón como se va a una fiesta.

21 de octubre de 2020

 

Padre Albino Valentini, sss