Jueves, 22 Diciembre 2022 10:29

Historia de la Comunidad SSS de Cali Colombia

El Arzobispo continuó así su discurso: “Mañana, a primera hora, mi Vicario de Pastoral, P. Pedro Rubiano Saenz, le llevará a varios barrios para que ud. Escoja”. Curiosamente el mencionado Vicario, años después, resultó siendo el Arzobispo Primado de Colombia en la ciudad de Bogotá. Hoy, cuando se escribe esta crónica, se encuentra retirado por edad, y en un estado de salud lamentable.

Pues efectivamente, a la mañana siguiente, a primera hora, en el carro del Vicario de Pastoral se encaminaron a un barrio denominado El Rodeo.

No contaba el Vicario con la lluvia que había caído la noche anterior, ni con el terreno gredoso del barrio en cuestión. Lo cierto es que, el carro quedó atollado y hubo que pedir ayuda a los vecinos para sacarlo de allí. Así las cosas el sacramentino le dijo al Vicario: “Dios está hablando, quiere que nos quedemos aquí”. Y ahí se quedó el padre.

En esas se encontraba el sacramentino, cuando llegó a Popayán el Superior General P. Harry Verhoeven. Quien, interesado por lo que los religiosos de Popayán le contaron, quiso ir a conocer lo que se estaba cociendo en Cali. Con tan mala fortuna, que a poco más nos quedamos sin Superior General.

Es verdad que el P. José Martín Eguiguren, párroco en la Parroquia Santo Domingo de Popayán y el P. General, no eligieron el mejor día para la visita.

El trayecto de Popayán a Cali, se hacía por una carreterita de doble vía, de ida y de regreso. Y pasó lo que tenía que pasar. Un carro en dirección a Popayán, a toda velocidad, queriendo pasar a un camión en plena tromba de agua y en medio de una niebla cerrada, llevó al P. José Martín que iba en dirección a Cali a toparse de frente con ese irresponsable y tener que dar un timonazo que lo llevó a salirse de la carretera, saliendo el P. General despedido del carro para caer en un potrero. Mientras el P. José Martín, un hombre de 120 kilos, quedó con una pierna aprisionada por el mismo carro, pierna que con su fuerza pudo liberar, y ponerse a buscar angustiado dónde podía estar el P. General, y con la angustia de si estaría vivo.

Gracias a Dios el hombre estaba vivo. Herido sí, pero vivo. Con una huella en la frente que le quedó como recuerdo hasta su muerte. Ese mismo día llegaron a Cali, al convento de las Religiosas Hnas. de la Madre Laura, quienes se desvivieron atendiéndolos y curando sus magulladuras.

Continuará…

Padre Lucinio Martin Herrero, sss
Colombia-Perú, NOTIBIP 86 - Noviembre 2022

Modificado por última vez en Jueves, 22 Diciembre 2022 11:27