Martes, 08 Mayo 2018 10:26

De África a Asia: Sri Lanka - La misión eucarística frente a los retos de la internacionalidad

de Hno. Emilio Mossa, sss, y Hno. Louis Ndione, sss

 

Llegamos al Escolasticado Internacional de Sri Lanka en junio de 2017. Este breve informe pretende compartir las inmensas experiencias que hemos vivido en este Escolasticado.

Llamados a ser testigos del amor de Dios manifestado en la Eucaristía, todos somos conscientes de los diferentes retos de nuestro tiempo. La Eucaristía nos une en una familia, compartiendo el gozo de vivir en una comunidad de hermanos. Este es el gran gozo que fortalece nuestro celo y nuestra pasión por la misión eucarística. Hoy no es un secreto que la Congregación del Santísimo Sacramento necesita superar los límites de la cultura, la raza, la nación y el color para responder a su vocación y carisma en todo el mundo. Esto es lo que empuja a la cultura de la internacionalidad, que se ha convertido para todos nosotros en un reto. Es también en la práctica una oportunidad para generaciones, porque les ofrece la posibilidad de intercambiar experiencias más profundas y de conocer a gente de culturas diferentes, en toda su riqueza y diversidad. Puede considerarse como “el exilio de la fe” como Jacob en su camino.

El aspecto de la internacionalidad es real y gozoso. Hemos tenido la suerte de experimentarlo lejos de nuestra ciudad natal, de nuestros padres, de nuestros familiares, de nuestra cultura, de nuestras posesiones, de un continente a otro y de diferentes países. En efecto, podemos decir que hemos encontrado una nueva familia: una comunidad de hermanos en el Escolasticado del Santísimo Sacramento en Sri Lanka. En este Escolasticado tenemos dos formadores y once hermanos, incluyéndonos a nosotros dos, el Hno Emilio Mossa, de Mozambique, y el Hno Louis Ndione, de Senegal. También tenemos entre los once hermanos a un Rogacionista de India y a un Jesuista de Sri Lanka. Somos una comunidad con cuatro nacionalidades: srilanquesa, india, mozambiqueña y senegalesa. Sin embargo, no es una simple comunidad, es una familia donde todos, a pesar de nuestras diferencias, culturas, lenguas, razas, colores, estamos movidos por un espíritu: el amor de Jesús en la Eucaristía. Podemos llamarlo con certeza “unidad en la diversidad”, es una gran alegría vivir el amor eucarístico en esta clase de familia. Siempre habrá vida donde Jesús eucarístico es adorado y glorificado.

Debemos, sin embargo, ser sinceros y confesar que al principio de nuestro camino fue duro para nosotros apañarnos con el idioma, la cultura y la comida. No obstante, se nos apoyó suficientemente, dándonos ánimos y ayuda en este periplo. Trabajamos duro con nuestros estudios teológicos. Estamos agradecidos a la Provincia de Cristo Pan de Vida de Sri Lanka, y a todos sus miembros, por la ayuda que nos aportaron para llevar a cabo nuestra experiencia. Nuestro reconocimiento desde el fondo de nuestros corazones al Rvmo Padre Dilan Fernando, sss, Superior Provincial, por todas las iniciativas y el empeño puesto en hacer realidad la visión del actual General y de su equipo. También estamos agradecidos a nuestros formadores, el P. Justin Chawkan, sss, el Director y al P. Sunil Rupasinghe, sss, su Asistente, que salvaguardaron todas las exigencias de nuestra formación integral.

Aunque el temor a enfrentarse con los demás forma parte de la condición humana, estamos convencidos de que existe algo más grande que el temor dentro de nosotros, es el amor de Jesús. La tendencia a reclamar nuestra pertenencia y nuestros orígenes puede estar dentro de nosotros, pero la belleza de la fe cristiana consiste en que somos todos hijos de un Padre, Dios y, por el bautismo estamos unidos como una única familia en el mundo entero. Esto es lo que nos mantiene fuertes y abiertos a los retos y capaces de superarlos. Esto hace que nuestro camino sea rico en experiencia y significado. Así la Eucaristía no es otra cosa sino la capacidad de apertura a los demás, de aceptación y de intercambio de este amor con todos los hombres. Como pueblo consagrado, nosotros no elegimos a nuestros hermanos sino que Dios, por Su llamada, elige a los hermanos a lo largo de nuestro camino y experiencia. Esto es todo sobre el celo y la pasión de la misión Eucarística.