Liturgia de la fiesta

 

EL PROPIO DE LOS SANTOS DEL MISAL ROMANO

Eymard dipinto

2 de agosto

SAN PEDRO JULIÁN EYMARD

Sacerdote

Fundador de la

Congregación del Santísimo Sacramento y de las Siervas del Santísimo Sacramento

 

Del común de los pastores o religiosos

ORACIÓN COLECTA


Dios,
tu que has colmado a san Pedro Julián de un amor inestimable
por el misterio del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo,
haznos gozar de los mismos frutos de este banquete sagrado
de que el mismo gozó.
Por Nuestro Señor Jesucristo.

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

Lectura: He 4, 32-35. No tenían sino un solo corazón.

Salmo: Sal 33, 2-11. Gustad y ved cuán bueno es el Señor.

Aleluya: Jn 15, 4a. 5b. El que permanece en mí.

Evangelio: Jn 15, 1-8. El que permanece en mí.

 

  

PROPIO DE LOS SANTOS: LITURGIA DE LAS HORAS

 

2 de agosto

SAN PEDRO JULIÁN EYMARD
Sacerdote


Nacido en Francia, el 4 de Febrero de 1811, en el pueblo de La Mure d’Isère, fue ordenado sacerdote en 1834 y ejerció su ministerio durante algunos años. Después entró a la congregación de los Maristas. Su amor por el misterio eucarístico lo llevó a fundar dos comunidades religiosas, una para los hombres y otra para las mujeres, dedicadas al culto eucarístico. Estableció varias obras para estimular el amor hacia la Eucaristía entre los fieles. Murió el primero de Agosto de 1868, en su pueblo natal.

 

Del común de los pastores o religiosos

 

PARA EL OFICIO DE LAS LECTURAS

SEGUNDA LECTURA

De los escritos de san Pedro Julián Eymard, sacerdote

(La Présence Réelle, vol. 1, París 1950, págs 270-271, 307-308).

 

Eucaristía: sacramento de vida

La Eucaristía es la vida de los pueblos. La Eucaristía les ofrece un centro de vida. Todos pueden encontrarse sin barrera de raza ni de lengua para la celebración de las fiestas de la Iglesia. Les da una ley de vida, la de la caridad cuya fuente es; forma así un vínculo entre ellos, un parantezco cristiano. Todos comen del mismo pan, todos son comensales de Jesucristo, quien crea sobrenaturalmente entre ellos un vínculo de costumbres fraternales. Lean los Hechos de los Apóstoles. Afirman que la multitud de los primeros cristianos: judíos convertidos y paganos bautizados, pertenecientes a diferentes regiones, « no tenían sino un solo corazón y una sola alma » (He 4, 32). ¿ Por que ? Porque eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles y en la fracción del pan (He 2,42).

Pues sí, la Eucaristía es la vida de las almas y de las sociedades, como el sol es la vida de los cuerpos y de la tierra. Sin el sol, la tierra sería estéril, el la fecunda, la vuelve bella y rica; él da a los cuerpos la agilidad, la fuerza y la belleza. Ante estos efectos prodigiosos, no es de extrañar que los paganos lo hayan adorado como el dios del mundo. De hecho, el astro del día obedece a un Sol supremo, al Verbo divino, a Jesucristo, que ilumina todo hombre que viene a este mundo y que, por la Eucaristía, sacramento de vida, actúa en persona, en lo más íntimo de las almas, para formar así familias y pueblos cristianos. ¡Cuan feliz, mil veces feliz, el alma fiel que encontró este tesoro escondido, que va a beber a esta fuente de agua viva, que come con frecuencia este Pan de vida eterna!

La sociedad cristiana es una familia. El vínculo entre sus miembros es Jesús Eucaristía. El es el Padre que aderezó la mesa de familia. La hermandad cristiana ha sido promulgada en la Cena con la paternidad de Jesucristo; él llama a sus apóstoles filioli, hijitos míos, y les manda amarse los unos a los otros como el los ha amado.

En la sagrada mesa, todos son hijos que reciben la misma comida, y san Pablo saca la consecuencia de que no forman sino una sola familia, un solo cuerpo, ya que participan todos del mismo pan que es Jesucristo (I Cor 10, 16-17). En fin, la Eucaristía da a la sociedad cristiana la fuerza de practicar la ley del honor y de la caridad hacia el prójimo. Jesucristo quiere que uno honre y ame a sus hermanos. Para ello, se personifica en ellos: « Cada vez que lo hagan con uno de mis humildes hermanos, conmigo lo hacen » (Mt 25, 40); y se da a cada uno en comunión.

 

RESPONSO                                                                                                              Cf. 1 Cor 10:17; Jn 6:58a

R/. Ya que hay un solo pan, somos todos un solo cuerpo: pues todos participamos de este único pan.

     * Tal es el pan bajado del cielo.

V/. El Señor nos da la verdadera comida.

     * Tal es el pan bajado del cielo.

 

 

ORACIÓN

Dios, tu que has colmado
a san Pedro Julián de un amor inestimable
por el misterio del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo,
haznos gozar de los mismos frutos de este banquete
sagrado de que el mismo gozó.
Por Nuestro Señor Jesucristo.

Decreto del Congregación para el culto divino y los sacramentos
Roma, 9 de Diciembre de 1995