Viernes, 27 Octubre 2017 19:42

Auguste Rodin y Pedro Julián Eymard El escultor y el santo

de P. Manuel Barbiero, sss

 

El 17 de noviembre de 2017 celebramos el primer centenario de la muerte de Auguste Rodin (1840-1917). El 1 de agosto de 2018 celebramos los 150 años de la muerte del P. Eymard. En este primer artículo relaciono estos dos aniversarios.

Las celebraciones para el aniversario de Rodin (hay un sitio creado para esta ocasión: www.rodin100.org) subrayan el papel determinante que el padre Eymard tuvo en el camino artístico de Rodin.

Auguste Rodin, novicio en la Congregación del Santísimo Sacramento

Eymard Rodin1Auguste Rodin (1840-1917) es considerado como el padre de la escultura moderna. Nacido el 12 de noviembre de 1840 en París, realiza su formación en la escuela de dibujo.

El fallecimiento de su hermana, María, novicia de las Hermanas de Saint-Maur, acontecido el 8 de diciembre de 1862, le destrozó y el padre Eymard le acoge en su comunidad. Poco después ingresa como novicio con el nombre de hermano Agustín. La madre de Auguste Rodin acude con frecuencia a la capilla de la Congregación del Santísimo Sacramento; solicita la ayuda del padre Eymard y tiene lugar el encuentro entre los dos hombres.

El padre Eymard comprende enseguida que Rodin no tiene una visión clara de su vocación y le anima a perseverar en su arte, poniendo a su disposición un cobertizo de jardín como taller. Rodin realiza un busto del padre Eymard en 1863, una de sus primeras obras. No sabemos si posó para él. Sabemos que ofrecerá una copia en escayola a la Madre Marguerite Guillot en 1864. El p. Eymard escribe a la Madre Marguerite: “Puede mandarme su carta para este buen hermano Agustín; es un pobre regalo el que le ha hecho” (21 de junio 1864, CO 1412) La obra no tiene éxito y fue depositada en el desván.

Rodin permanece en la Congregación del Santísimo Sacramento durante cinco meses, antes de volver a la vida seglar y seguir con su verdadera vocación de escultor.

El bronce que representa al padre Eymard está depositado en el museo Rodin.

Auguste Rodin, “alumno de Dios”

Eymard Rodin3El encuentro de Rodin con el p. Eymard fue decisivo en la dedicación a su carrera artística. Un artículo sobre “Auguste Rodin, el escultor que se adapta al molde”, contiene un párrafo que comienza con “Alumno de Dios”, y declara: “Quedaos con este nombre: el Padre Eymard. Sin este santo hombre, ¿quién sabe si Auguste Rodin hubiera podido liberar y compartir su genio como lo hizo? Con 22 años, golpeado y derrotado por la muerte de su hermana, Auguste Rodin entra en una crisis mística e ingresa en el seminario del Santísimo Sacramento. Un día, cuando el joven Auguste acaba de crear la escultura del busto del Padre Eymard, el hombre en cuestión, asombrado por tanto talento, se dirige a su joven alumno y le dice: “Hijo mío, tienes en la vida algo mejor que ser sacerdote. Dios no te ha llamado para la religión”. Auguste renunció entonces a entrar en la vida religiosa y se dedicó a su carrera de escultor. ¡Gracias, Padre!” (www.expointhecity.com).

Un artículo publicado en la revista Nouvelle Cité, julio-agosto de 2017, pone en boca del padre Eymard estas palabras dirigidas a Rodin: “Diseña, modela, tala y descorteza… entrega al mundo tu alma por medio de la Belleza. Yo soy sacerdote y no sé hacerlo… Algunos oran y salvan a un hombre. Otros peinan, edifican o hacen esculturas y hacen mejores a otros. Unos son raíces, otros troncos y luego están los que son ramas, hojas, flores y frutos”.

El busto del padre Eymard

Para el retrato del padre Eymard, Rodin se inspira en el estilo de David d´Angers (1788-1856), apreciado retratista de la primera mitad del siglo XIX.

La forma del busto en hermés y el rigor del hábito contrastan con la pasión del cabello y la sucesión de hoyos y bultos del rostro. Un mensaje grabado en una filacteria enrollada, “Laudes ac gratiae sint omni momento sanctissimo ac divinissimo sacramento” (Alabanzas y gracias en todo momento al santísimo y divinísimo sacramento”), indica la oración del P. Eymard. Las cejas abundantes resaltan la determinación de la mirada. Los mechones del cabello, parecidos a “cuernos del diablo”, según el p. Eymard, explican el poco aprecio que el eclesiástico tenía por su busto.

Sin embargo, podemos afirmar que la viveza y el vigor del modelo están al servicio de la expresión y la espiritualidad del modelo.