Lunes, 04 Mayo 2020 10:06

El fenómeno de Coronavirus: tiempo propicio para florecer las relaciones humanas

La historia del mundo actual es marcada por el vigente fenómeno del Covid-19. Una pandemia que podemos llamar “un enemigo invisible” que ha causado víctimas y muchos sufrimientos a nivel mundial. Esto llevó a las autoridades y los científicos sensibilizar a las personas de todo el mundo la orden de: “quedarse en casa”. Este fenómeno evidencia las consecuencias del aislamiento social expresada en exigencia de cuarentena en los países. Esta orden es una realidad bastante exigente desde la esencia humana de “ser relacional por excelencia”. Estamos en la era en que las relaciones sociales de múltiples ámbitos (laborales, educativos, litúrgicos e incluso familiares) de tú a tú exige una nueva forma y hasta los momentos de Celebración de la Eucaristía, vienen determinadas principalmente por los medios de comunicación virtual. Desde esta perspectiva, caben las preguntas como: ¿Qué interpelaciones genera el Covid-19 para fortalecer las relaciones humanas en el mundo? ¿Puede este fenómeno llevar a una crisis de fe? ¿Cómo la Eucaristía nos convoca a apostar por la promoción humana a la luz de esta pandemia?

Este tiempo de crisis interpela al ser humano en la búsqueda de sentido a su existencia desde una lógica de la alteridad. Stay home Saves lives - quedarse en casa implica salvar vidas. Se trata de una dinámica de creatividad, nuevas perspectivas, nuevas visiones apuntándose al arte de la convivencia y de la fraternidad con la finalidad de superar los momentos de angustia, de tensión y de fragilidad humana.

El tiempo de Covid-19 marca un camino desértico en la historia actual del Sículo XXI, caracterizado por la angustia, la inseguridad, el pánico entre otros. Estas situaciones traumáticas podrían, sin duda, llevar a cuestionamientos sobre la existencia de Dios, y los atributos del mismo. Tal como fue la pregunta de un amigo mío: ¿Por qué el Dios todopoderoso ha dejado el Coronavirus ultrapasar la capacidad de los científicos y los protagonistas de la salud hasta matar tantas personas en el mundo?

La respuesta fue que el Covid-19 no es la primera pandemia que ha conocido la historia de la humanidad. Por ejemplo, la pandemia de la gripe de 1968 causó más de un millón de muertes en el mundo. Aun así, Dios en su relación con el ser humano, le conceda la gracia para actuar en favor de la vida. Así la inteligencia lleva a interrogarse sobre los vínculos, es decir, la relación no sólo entre los humanos entre sí, sino también con el medio ambiente. De ahí, cabe la importancia del llamado del Papa Francisco en su encíclica Laudato Si respecto a la necesidad de tener un cuidado especial por la casa común profundizando cada vez más en el sentido de la ecología integral desde la perspectiva relacional del hombre. Este momento puede ser oportuno para generar nuevas personas, nuevo mundo y nuevas relaciones con la naturaleza.

El Covid-19, aunque pueda llevar a interrogantes de índole diversas sobre la realidad de fe, no puede llevar a una crisis de la misma, tampoco acabar con la Iglesia. Al contrario, es un tiempo teofánico debido a que, en todo momento traumático, de dolor, y de sufrimientos hay una llamada de Dios desde la concepción teológica de Israel (Ex 3,7-8). En tal sentido, el itinerario de Jesús muestra que la oración es la garantía de la fe, el religioso sacramentino diría que es parte de su misión Congregacional (Cfr. Mt 4,1ss). Por ello, el tiempo de esta pandemia requiere fortalecer la dimensión espiritual a través de la dinámica orante, siendo una manera de estar en comunión con las víctimas. Se me ocurre una súplica del Salmo 17: “Te invoco, oh Dios, pues tú me respondes, inclina a mi tu oído, escucha mis palabras” (Sal 17,6).

El aislamiento social del momento presente no es provocado por exclusión de estatus, de clase social entre pobres y ricos, sino por exigencia de un tiempo de crisis que demanda reflexionar sobre el sentido de la alteridad y de comunión con los otros buscando salvar vidas. ¿Es posible decir que es un momento de prueba de fe en el misterio de Cristo que en sus sufrimientos asumió la historia de la toda la humanidad? Sí, su victoria se concretizó en el momento final creyendo siempre en el Dios de la vida.

Una postura de la antropología teológica remite al sentido de la relación del hombre (Relación con Dios, con la naturaleza y con los otros). Se evidencia así el sentido de la alteridad como dimensión fundamental humana. “Quedarse en casa” expresa la falta concreta de los momentos celebrativos de la vida, especialmente el sacramento “fuente y cumbre” de la Iglesia, la Eucaristía. Así los medios de comunicación virtual reflejan la importancia de la tecnología hasta en la dinámica celebrativa de los misterios de la fe cristiana.

Desde la sensibilización con todos los que trabajan por una verdadera promoción humana (RV 37), la Eucaristía nos interpela como religiosos sss a discernir y reflexionar en los momentos oportunos sobre el arte de la convivencia fraterna, de fortalecer las relaciones humanas fundamentadas en la compasión, la igualdad y el amor como los protagonistas de la salud que se arriesgan y apuestan todo en la búsqueda de salvarle la vida a los contagiados.

En última instancia, el fenómeno del Covid-19 interroga a todos mostrando que estamos en el mismo barco (pobres, rico, clase media). En esta lógica, los líderes mundiales respiran un nuevo aire sobre las grandes preocupaciones para florecer la economía como la cúspide de la vida. Se descubre un nuevo sentido interpelado por esta pandemia. Por tanto, lo que debe florecer es la “economía humana” entendida en una lógica de harmonía, búsqueda de bien común y de relaciones auténticas que favorecen la vida en el mundo.

Con todo, el mundo está en guerra frente a este enemigo invisible pero no invencible. Así, mientras que el personal de la salud y los científicos luchan por salvar vidas de los contagiados, la Iglesia debe arrodillarse apoyándolos, e implorar la gracia de Dios para que juntos lleguemos a la victoria.

Bogotá, 6 abril 2020

Hermano Elibien Joseph, sss
Escolástico de 4° año