Viernes, 04 Septiembre 2020 19:33

“La vida en el pozo del Covid-19”

Encuentro con Jesús Eucarístico en el Covid-19 - el Formador en el Noviciado

La vida es educación y el Covid-19 es el punto de partida para experimentar la misericordia de Jesús Eucarístico y volver a Dios con la entrega total de sí mismo, dándonos cuenta de que somos limitados y de que no podemos hacer nada sin la gracia de Dios. “La vida ofrece una batalla que hay que librar antes de ganar la victoria”. Así que es el momento de “Va a vivir” transformando el menos en más, lo que significa salir de actitudes negativas para ser positivo en esta fase dura de la vida que el mundo entero está experimentando. Las actitudes negativas son un menos y no nos ayudan de ningún modo.

Ellas tienden a seguir la línea de la menor resistencia e inclinan a una persona a abandonar en la fase de los obstáculos como es el “Corona Virus” y muchos otros. Pero este es el momento en el que podemos ser fuertes y positivos únicamente si permitimos al espíritu de Dios penetrar en nuestros corazones y en nuestras mentes, para ver la luz de Dios brillando en la oscuridad de esta pandemia, como la de nuestro querido fundador San Pedro Julián Eymard que fue tan fuerte y lleno de esperanza en la gracia de Jesús Eucaristía, incluso en medio de la pandemia de cólera que azotó a todo el mundo, especialmente a Francia, en el año 1854 Él nunca se quejó del sufrimiento del virus al que se estaba enfrentando todo el mundo y tampoco interrumpió su visión sobre la creación de la gran orden del Santísimo Sacramento, consagrada a Jesús en la Eucaristía. La vida continuó como pudo porque él estaba lleno de vitalidad y de positividad para contemplar el fuego ardiente y transformador de Jesús en la eucaristía que él iba a entregar a la Iglesia.

Esta ha sido mi experiencia de la epidemia siempre desde el momento en que se coló en nuestra sociedad (India). Al principio, yo experimentaba una especie de pesimismo sobre la situación e incluso me cuestionaba sobre la existencia de Dios y por qué moría tanta gente en todo el mundo y no existía ninguna señal de la intervención y sanación de Dios para con sus criaturas. Pero, tras un tiempo, me introduje en una profunda reflexión y viví mi vida en el espíritu de San Pedro Julián Eymard, sintiéndome esperanzado y confiando en el poder de sanación de Dios, las cosas empezaron a aparecer más positivas y, por consiguiente, la vida empezó a cambiar de una manera muy drástica.

En el mes de mayo, cuando todos estaban confinados, cuando nada se movía, todavía pudimos tener la ceremonia de primeros votos de ocho hermanos, sin ruido, aunque sin la participación exterior. Y este fue uno de los eventos más memorables de mi vida en el que pude experimentar y presenciar el amor incondicional de Dios derramado en cada uno de nosotros.

No se trataba de que la Provincia quisiera celebrarlo como de costumbre en la misma fecha y mes, pero fue el poder de Jesús Eucaristía quien lo hizo posible con nuestra cooperación de esperanza y confianza en el Señor. Hay muchas otras experiencias además de esta, como la misa por streaming que tuvimos a veces, la lectura espiritual y la música que me ayudó a estar unido a Dios y al servicio de la comunidad, como parte de mi crecimiento. Todo esto se convirtió en una especie de trampolín en mi formación, aportando un profundo sentido de esperanza y de positividad para admirar y maravillarse del trabajo creativo de Dios que pone las cosas en la pista de salida y conduce el universo entero hacia Él.

12 de julio de 2020

Hermano Amiya Ranjan Paik, sss
Novicio