Viernes, 05 Febrero 2021 09:21

Padre Harrie Verhoeven SSS

Padre Harrie Verhoeven SSS

          26.12.1929 – 30.12.2020

 

Curriculum Vitae
          26.12.1929          Nacimiento y bautismo a Overloon, Holanda, diócesis de Bois-le-Duc
          14.09.1949          Noviciado, Baarlo
          14.09.1951          Primera profesión, Baarlo                    
          1951-1953           Estudios filosóficos, Nijmegen
          11.10.1954          Profesión perpetua, Roma
          1953-1958           Estudios teológicos, Roma, Pont. Univ. Gregoriana
          26.05.1956          Diaconado, Roma
          26.07.1956          Ordenación sacerdotal, Roma
          1959-1963           Profesor de teología, Nijmegen
          1963-1968           Maestro de novicios y superior, Baarlo
          1965-1969           Consejero provincial, Provincia San José
          1968-1969           Maître des novices et supérieur, Nijmegen
          1969-1981           Superior general
          1987-1990           Consejero provincial, Provincia San José
          1993-1999           Vicario provincial, Provincia San José
          1996-1998           Secretario general de la Conferencia Episcopal de Holanda
          1999-2005           Superior provincial, Provincia San José
          2001-2004           Delegado episcopal para KRO (Radio/Televisión Católica)
          2002-2004           Miembro del Consejo de Admin. de Communicantes y del Seminario Bovendonk
          2005-2020           Miembro de la comunidad de Nijmegen

 

 

Carta de condolencias del Superior general

 

Roma, 30 de diciembre de 2020

Estimado Padre Maurits Gijsbrechts, sss
Superior provincial
Provincia de San Pedro Julián Eymard
 

En nombre de toda la Congregación del Santísimo Sacramento y en nombre del Consejo general, le envío nuestro más fraterno pésame por la Pascua del P. Harrie Verhoeven, ocurrida el 30 de diciembre de 2020.

Estamos profundamente agradecidos a Dios por el precioso don del Padre Harrie a nuestra Familia Eymardiana que, desempeñó con valentía y abnegación el difícil servicio de Superior General de la Congregación durante dos mandatos, de 1969 a 1981. Recordaremos que, bajo su coordinación, nuestra Congregación siguió los caminos de actualización propuestos por la Iglesia en el proceso del post-Vaticano II. Uno de los grandes frutos de este periodo fue el trabajo de revisión de nuestra Regla de Vida.

Nuestra alabanza a Dios por el don de la existencia del Padre Harrie se extiende también a los innumerables servicios que ha prestado a la Iglesia Universal, a la Iglesia en los Países Bajos y a vuestra Provincia. Con firmeza y siempre consciente de la misión a la que fue llamado por el Señor, llevó una vida fecunda que ayudó a abrir tantos procesos institucionales.

Pedimos con insistencia a Dios Padre que lo acoja en su Reino. Que sea ahora, con nuestros hermanos que nos han precedido en este camino vocacional, otro intercesor cuya oración nos ayude a cumplir nuestra misión.

A la vez que aceptamos con dolor y esperanza esta pérdida de contacto físico con nuestro hermano, el Padre Harrie, renovamos nuestra solidaridad y le aseguramos nuestro apoyo fraterno. Unidos en la oración.

Eugênio Barbosa Martins, sss
Superior general

 

 

Testimonios

En memoria del P. Harrie Verhoeven

El 26 de diciembre de 1929, en una granja de Overloon en los Países Bajos, nació Harrie Verhoeven, quinto de una familia de 10 hijos. En 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, Harrie resultó gravemente herido. Fue un recuerdo doloroso para él durante toda la vida. Después de sus estudios en Nimega y Roma, fue ordenado sacerdote en Brakkenstein.

En la década de los sesenta, Harrie fue sobre todo responsable de la educación y la formación de nue-stros jóvenes religiosos. Consiguió que se respirara un espíritu nuevo, como demuestran los testimonios de los escasos padres que lo tuvieron como Maestro de Novicios. La internacionalidad del noviciado (¡ya entonces!) fue excepcional: junto a los holandeses y belgas, también había vietnamitas, suizos y alemanes. Allí se aprovechó estupendamente el talento de Harrie para los idiomas.

Tras su elección como Superior General (21 de octubre de 1969), se inicia una nueva etapa de su vida. Como “peritus” de los obispos holandeses, participó activamente en el Concilio Vaticano II. Una de las tareas encomendadas por el Concilio fue la renovación y adaptación de la vida religiosa, en particular las Reglas de Vida. En la primera parte del comentario sobre nuestra Regla de Vida, el P. McSweeney explica el difícil proceso para llegar a su redacción.

concilio vatican II 1962

Como Superior General, Harrie visitó las comuni-dades de la Congregación varias veces. Apoyó las fun-daciones en India y Vietnam, este último había estado aislado de la Congregación por el régimen comunista durante años. En 1981, el P. McSweeney lo sucedió como Superior General. Por sus muchos servicios, Harrie recibió la distinción de “Caballero de la Orden del León Holandés”.

Tras su etapa romana, por sus cualidades de go-bierno, sus numerosos contactos con países extranje-ros, su talento para los idiomas, fue muy solicitado para congresos, retiros, cursos, etc. Las funciones y tareas que llevó a cabo son demasiado numerosas para citarlas todas: responsable diocesano de catequesis en Rotterdam, secretario general de la Provincia Eclesiástica de los Países Bajos, director nacional de obras pontificias, párroco en Rotterdam, Gouda, Delft, Nijmegen… y sí, también Superior Provincial (1999-2005). Durante la visita del Papa Juan Pablo II a los Países Bajos, fue su intérprete. Está claro que Harrie era un “monumento”, y no solo en nuestra Provincia y la Congregación, sino también para toda la iglesia en los Países Bajos.

En septiembre de 2020, fue admitido en la casa de reposo “Aqua Viva”, nuestros vecinos cercanos en Nijmegen, hasta que fue golpeado por la pandemia Covid-19 y murió allí la mañana del 30 de diciembre.

En nombre de la Conferencia Episcopal Holan-desa, Mons. Van den Hende escribió: “Con gratitud le recordamos, especialmente por su compromiso con la Provincia Eclesiástica del País. Era una persona de agradable compañía, siempre dispuesto al diálogo, mirando con realismo a la Iglesia y su misión en nuestra sociedad. Su fe en el Señor, personal, vivida, ha encontrado su culminación”.

Y el obispo Hendriks de Harlem-Amsterdam añade: “Sus cualidades como religioso, como teólogo, como administrador, pero sobre todo su profundidad pastoral como sacerdote creyente son innumerables.”

Y su hermana Joke termina su despedida de la siguiente manera: “Querido Harrie, tenías una confían-za férrea en Dios y creías en el Cielo. Esperamos que ya estés allí y estaría bien que pudieras reunirte con mamá, papá y toda nuestra familia y amigos falle-cidos”.

Padre Maurits Gijsbrechts, sss
Superior Provincial

Harrie Verhoeven 1

 

 

 

In Memoriam del Padre Harrie Verhoven
por el obispo Jan van Burgsteden, sss
Eucaristía funeral, Nimega, Holanda
5 de enero de 2021
 

Querido Harrie,

Antes de 1960, había oído hablar de ti principal-mente a través de tu conciudadano y contemporáneo mío, el padre Theo Ewals. En 1960, con un doctorado en teología magna cum laude, llegaste a nuestro escolasticado de Brakkenstein – Nimega como profe-sor. Nos enseñaste la teología fundamental.

Un atardecer hablaste de uno de los movimientos eclesiásticos, el Movimiento de los Focolares, cuyo nombre oficial es Obra de María, que habías comen-zado a conocer en Roma. El Espíritu Santo ha enrique-cido a nuestra Iglesia más que nunca con nuevos carismas en vista de la adaptación de la Iglesia a la nueva era que se avecina. Lo que me has contado me ha conmovido y he sentido dentro de mí el deseo de saber más sobre ello. En Holanda ha estallado un periodo de turbulencias que no ha perdonado a nuestra vida religiosa. Padres, hermanos, salieron. También a mí se me planteó la cuestión y hablé de ello: “¿Qué debo elegir?” La persona con la que discutí este problema me escuchó atentamente y no dijo gran cosa. Me hizo hablar. Es gracias a ti, Harrie, por lo que yo estoy aquí.

Harrie, llegaste a ser maestro de novicios. Me invitaste todos los años a ir de vacaciones con los novicios. Allí vi como realizabas y vivías tu delicada tarea: amor personal a cada uno, a la medida del Espíritu Santo, más madre que maestro. Tu manera de llevar a cabo esa delicada tarea se convirtió, más tarde, en un modelo para mí como maestro de novicios.

Fuiste enviado al Capítulo General en 1969 junto con el Padre Jan Nelis, y el Padre Gerrit van Duinhoven. El Padre van Duinhoven te aseguró de antemano: “Nosotros te devolveremos a los Paises Bajos. Sucedió de manera diferente, no volviste. Tú habías sido elegido Superior General, de 1969 a 1981, durante 12 años. Sobre tus hombros recayó la misión del Concilio ecuménico Vaticano II (1962-1965) de revisar nuestras Constituciones.

En el Capítulo General de 1981, la nueva Regla de Vida fue adoptada por unanimidad y presentada a la Santa Sede para su aprobación. La unidad de la Congregación se preservó en este proceso. Sólo un pequeño grupo en Brasil siguió su camino. Pero te mantuviste en contacto con ellos. Y volvieron a la unidad. Has abierto el camino y has visitado a nuestros cohermanos en Vietnam que durante años fueron aislados por el régimen comunista de cualquier contacto con la Congregación. Al igual que nuestros hermanos de Brno, en Checoslovaquia, que también fueron aislados por el mismo régimen durante años.

Como Superior General, escribiste una larga carta a la Congregación sobre la adoración, rica en conte-nido. Elaboraste para tus cohermanos una publicación sobre el Don de Sí de nuestro Fundador durante su gran retiro de Roma en 1865. Ambas ediciones refle-jan tu propia experiencia. Al mismo tiempo, al igual que el Padre Eymard, mantuviste una correspondencia mundial y ayudaste a muchas personas con tus con-sejos y acciones.

Volviste a los Países Bajos en 1981. De 1987 a 1999 fuiste vicario provincial. Por esa época fuiste un consejero sabio y experimentado. Me ayudaste a tener una mayor sabiduría, todo lo cual me preparó, sin saberlo, para una tarea totalmente inesperada en el año 2000.

Estuvimos juntos en Roma para el Congreso Eucarístico Internacional del año 2000. El Papa Juan Pablo II quiso celebrar el nuevo siglo como un siglo de la Eucaristía más bien que el jubileo del año 2000. Para ello, el 6 de enero de 2001, fiesta de la Epifanía, promovió su carta apostólica Novo Millenio Ineunte (144 años después de la primera adoración del Padre Eymard en el convento de París).

Le siguió dos años después, la encíclica Ecclesia de Eucharistia y, en el año de la Eucaristía 2004-2005, su carta apostólica: Mane nobiscum Domine. Con la publicación de estos documentos, el Papa ha querido situar la Eucaristía y la adoración en el corazón de la Iglesia en este nuevo siglo. Compartió con la Iglesia su propia experiencia de lo que significó la Eucaristía y la adoración eucarística en su vida.

En nuestras reuniones, Harrie, hablamos de nuestras experiencias de celebración y adoración, de lo que la Palabra de Dios ha hecho en nosotros, de cómo hemos experimentado la tristeza, el sufrimiento, la decepción y la alegría. Y lo sorprendente fue que, en nuestros encuentros, nunca hubo síntomas de tu dolencia.

Querido Harrie,

Esto significa que en la semana en que nació Cristo, celebras tu renacimiento en el cielo, y en la víspera de la fiesta de la Epifanía, sigues adorando al Cordero en el cielo.

Nuestras reuniones continúan. No te has ido, estás más cerca que nunca.

Harrie Verhoeven 2

 

 

 

El Padre Harrie Verhoeven
y la renovación de la Congregación

 

Entre los recuerdos que conservo del querido P. Harrie Verhoeven, que acaba de dejarnos, el más importante es el papel decisivo que ha desempeñado en la renovación de la Congregación, en particular durante las dos sesiones del Capítulo General Especial celebrado en 1969 y 1971. Para explorar este evento disponemos de las Actas del Capítulo (2 volúmenes), así como de la introducción al Comentario sobre la Regla de Vida del P. Anthony McSweeney: él desarrolla las etapas de su elaboración (casi 70 páginas en la edición italiana).

Verhoeven 60 sacerdoce 1

La 1ª sesión tuvo lugar en Roma en las instalacio-nes de la parroquia de los Santos Mártires Canadien-ses, del 9 de septiembre al 25 de octubre de 1969; contaba con 57 miembros. En esta lista el P. Harrie aparecía como el tercer delegado de la Provincia de Holanda. Pero rápidamente encontró su lugar en el Consejo de Presidencia, compuesto por 4 miembros. La claridad de su pensamiento, su espíritu de síntesis, su facilidad para entender y hablar idiomas, su experiencia como formador de jóvenes religiosos, su conocimiento del pensamiento del Fundador y su apego al Instituto fueron los activos para liderar una asamblea numerosa, dispar en sus opiniones, y para abrir nuevos enfoques cuando el intercambio corría el riesgo de estancarse en una discusión estéril.

El Consejo de Presidencia precisó de mucho tacto para elevar el debate más allá de las diferencias a su verdadero nivel: ¿cómo transmitir la herencia de nuestro Fundador tal como él la vivió en el siglo XIX y traducirlo en nuevos términos en el contexto de la Igle-sia y la sociedad del siglo XX? Los cuatro documentos redactados durante la primera sesión y aprobados por una gran mayoría, revelan la unidad fundamental de la Congregación en este momento histórico.

El 21 de octubre el Capítulo estaba llegando a su fin. Debían celebrarse elecciones para su implemen-tación. El P. Harrie no figuraba en la lista de “elegibles” para el cargo de superior general, ya que no había alcanzado la edad canónica de 40 años (¡le faltaban dos meses!). Fue entonces cuando circuló la idea de una postulación, que le fue presentada. Se presentó al Consejo de Presidencia, que lo aceptó: si recibía 2/3 de los votos, se solicitaría un indulto de exención de edad a la Congregación de Religiosos. Y esto fue lo que sucedió: la votación terminó con un resultado final: 2/3 de los votos más uno… Fue un momento extraor-dinario y una explosión de alegría cuando Harrie aceptó su nombramiento. No se trataba de la victoria de una parte sobre otra, sino de la confianza común depositada en un hombre encargado de la tarea de acompañar la renovación de la Congregación. No estaría solo: se le asignó un Consejo que le ayudaría eficazmente, como un equipo, en la misión que se le encomendaba. Quien haya vivido esos días lo recuer-da como un “Kairos”, un momento de gracia.

Esta primera sesión fue solo el punto de partida de un trabajo de profundización, de asimilación de las grandes orientaciones de los cuatro documentos bási-cos, en la Congregación a todos los niveles. Esta se encontraba entonces, guardando las proporciones, como la Iglesia después del Vaticano II: se trataba de hacer que los textos cobraran vida. Para una gran parte del Instituto, la visión tradicional era la domi-nante. No hubo solamente reticencias, sino también una acción concertada para seguir en el pasado. Como si el Capítulo hubiera abandonado el aspecto solemne del culto o la adoración… El P. Harrie llevó a cabo un trabajo considerable, con su Consejo, para acompañar a las Provincias y comunidades en su camino, a través de visitas, documentos, relectura del carisma del Fundador, profundización de la teología de la Eucaristía, etc. – todo eso en la perspectiva de una segunda sesión, que se celebrará en 1971. Dos años eran poco tiempo, pero fue suficiente para la mayor parte de los religiosos, bastante tradicionales, para adherirse a una renovada visión de nuestra misión.

La segunda sesión del Capítulo General Especial se celebró en Frascati, villa Campitelli, del 1 al 22 de agosto de 1971. Situada en Colli Romani, a unos veinte kilómetros de Roma, la villa no tenía aire acon-dicionado y fue un rudo verano. Fue el Capítulo más numeroso de nuestra historia, 69 miembros: para una mejor representación se había invitado a escolásticos y hermanos legos.

El P. Harrie con su Consejo había trabajado muy duro para preparar y planificar esta importante reu-nión. Su discurso de apertura hizo balance del estado de la Congregación, los avances que se habían reali-zado, lamentablemente también sobre las maniobras de algunos religiosos para denunciar el trabajo de la primera sesión con los dicasterios romanos, especial-mente sobre la urgencia de completar el trabajo en curso para responder mejor a los desafíos de la Iglesia y del mundo.

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Los mejores procedimientos pueden tener efectos perversos. Este fue el caso cuando abordamos el debate sobre los primeros números del texto elabora-do por el Consejo General: bajo el pretexto de la libertad de expresión, las sub-enmiendas sustituyeron a las enmiendas. En diez días, apenas habíamos votado cinco números. El 10 de agosto, una enérgica intervención del P. Germain Comment provocó una toma de conciencia: era preciso cambiar de procedi-miento para lograr la meta en el tiempo limitado que nos quedaba. Tras deliberar, el Consejo de Presiden-cia decidió unir energías, concentrando el Capítulo en lo común. A los grupos lingüísticos se les pidió que escribieran opciones sencillas que caracterizaran el carisma y la misión de nuestra Congregación hoy. Pronto se redactaron las directrices y se debatieron y formularon para su adopción las cuestiones en litigio.

Son las 43 “opciones” a partir de las cuales fue elaborado un nuevo texto y fue aprobado por una gran mayoría: se trataba de “la Regla de Vida”. Un texto destinado a ser experimentado por la Congregación y que fue aprobado tal cual por el Capítulo General de 1975. Allí fue reelegido el P. Harrie y mantenido en su cargo. Posteriormente, este texto sirvió como docu-mento de base con vistas a su aprobación final en el Capítulo General de 1981. La Regla de Vida, tras enmiendas, fue adoptada allí casi por unanimidad, así como los Estatutos generales.

El mandato del P. Harrie tocó a su fin: había liderado con fe y tenacidad la difícil tarea de acompa-ñar y completar la elaboración de los documentos básicos para la renovación de la Congregación. Por lo cual le estamos profundamente agradecidos.

París, 15 de enero de 2021

Padre André Guitton, sss

 

 

 

Harrie Verhoeven S.S.S.

 

El P. Harrie Verhoeven vivió esta Pascua en el umbral del cincuentenario de la redacción de la Regla de Vida que anima a esta familia de creyentes, siguien-do a san Pedro Julián Eymard en torno al “Santísimo Sacramento”. Ha sido primero su inspirador, luego maestro de obra y también pedagogo, recorriendo todos los continentes para dar a conocer su riqueza y sobre todo su fidelidad al carisma fundacional. Hacer entender que Pedro Julián Eymard estaba siempre en camino y que su fe en la Eucaristía iba más allá de “la exposición solemne del Santísimo Sacramento”. Hacer entender el cenáculo interior. Hacer entender el don de sí tan fundamental en el sacramento: “Esto es mi Cuerpo. Esta es mi Sangre. Esto es mi Vida”.

Pedro Julián Eymard no consiguió imprimir esta espiritualidad en las Constituciones escritas en Saint Bonnet en 1863. Sería precisa la renovación bíblica, litúrgica, teológica desde los años 1900 hasta el Con-cilio Vaticano II para dar pleno alcance a la Eucaristía que incluye el servicio de los pobres, de los obreros y de los prisioneros que el mismo Pedro Julián siempre ha asociado con este Sacramento, ya sea en Lyon y Tulón, más tarde en los suburbios de París.

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Esta conversión de la Congregación a unos enfo-ques de una Eucaristía global y no reducida al ostensorio no ha sido fácil y el P. Harrie habrá vivido algunas Pascuas en el ejercicio de su ministerio de autoridad.

También fue un ardiente promotor de los “Lugares Eymardianos” y del redescubrimiento de los “Escritos del Fundador”. Conservo una carta suya, escrita tras mi testimonio sobre la experiencia “Tras los pasos del Fundador” vivida con los jóvenes hermanos Colombia-nos en 2013, en la que expresaba su fe en el proceso de retorno a las fuentes.

Es mucho lo que le debemos.

Fue una fuente de vida.

Bogotá, 4 de enero de 2021

Padre Camille Gagnon, sss
Superior de la Provincia San Juan XXIII

 

 

Querido Harrie:

Algo no va bien. Eras alguien que hablaba en fiestas, reuniones y funerales. Por desgracia, esto ya no es posible. Tendremos que seguir sin ti. Lo has tenido difícil los últimos meses. Había una guerra en tu cabeza. Desamparo, frustración e ira. No has facilitado tu cuidado y también fue difícil para ti. El final, una liberación.

Eras un niño de Navidad (26-12-1929). Nacido hace 91 años en Overloon Bravant, el quinto hijo, seguido de otros cinco. Entonces se logró el equilibrio: 5 niños y 5 niñas. Una familia cálida. Todos fueron bienvenidos. Comer, quedarse, alojarse, todo era posible. Muchos de tus compañeros o colegas vinieron a visitarnos.

Tomaste la decisión de ser sacerdote a una edad temprana. Papá decía: “Chico, ¿en qué estás? Y trataba de hacerte cambiar de opinión. Muy mal, porque después de todo, todos estaban orgullosos de tener un sacerdote en la familia. No lo dudaste y así quedó. Una vez ordenado, papá se sentía orgulloso. La ordenación fue impresionante. Todavía era yo joven, pero está grabado en mi mente. Fue una fiesta durante todo el día, con la participación de todo el pueblo.

Tú has vivido en muchos sitios y en todas partes has entablado relaciones y amistades. En Rotterdam y Gouda, con Ben, Margreet, Bert y el padre Schayk. Durante tu estancia en Baarlo entablaste una amistad con el alcalde Frans Schols que duró hasta su muerte. También tuviste vínculos con el cardenal Simonis, que incluso asistió al funeral de nuestra madre, lo que fue un honor para nosotros. Me cuesta recordar otros nombres porque no lo sé todo. Ya te habías marchado de casa cuando nací yo. Más tarde viviste en Italia durante mucho tiempo. Primero para tus estudios y luego, otros 12 años, como superior General de la Congregación.

Has viajado por el mundo. Tu conocimiento de los idiomas fue de gran ayuda para ti. ¡La base ya estaba ahí cuando tenías 4 años! Te dolía una rodilla y tuviste que ser ingresado en un sanatorio en Wijk-sur-Mer. El médico local dijo: “Hablo varios idiomas, pero no entiendo a este pequeño”. Harrie solo hablaba el dialecto oficial de Overloon. Cuando regresó, tras 8 meses, se rieron de él porque solo hablaba holandés. Ya no era frecuente que la gente no te entendiera: hablabas muchos idiomas. Escribiste tu tesis en francés y luego la tradujiste al italiano. En un momento dado intentaste aprender ruso. Durante la visita del Papa a los Países Bajos le serviste de intérprete.

Klooster Brakkenstein Nijmegen

Mi vida ha sido rica, dijiste hace unas semanas. Entonces te sentiste inútil y traté de convencerte de lo contrario. Habías hecho lo suficiente y podías descan-sar. ¡Lástima que no podamos decirte cuántos elogios hemos escuchado! Hace unos meses tenías que dejar el convento de Brakkenstein para ir a la casa de reposo Aqua Viva. Allí te trataron en circunstancias difíciles, por lo que estamos agradecidos.

También queremos agradecer a los colegas de Harrie. Tomar juntos un café o un vasito, charlar. Fue bueno para él. Un agradecimiento especial al Padre Superior de Fons Kuster, que fue “bombardeado” de llamadas telefónicas, y al Padre Henk Kuis, por su visita diaria. A Harrie le hizo bien y a nosotros también. Un rostro conocido en un entorno extraño. Es un milagro, Henk, que no hayas cogido el Covid. Tienes un ángel a tu lado. También agradecemos a Kees, quien fue su apoyo hasta el último suspiro, después de estar convencido de que Harrie había terminado.

Damos también las gracias a todos los presentes y a los que quisieron estar pero que, por circunstan-cias, tuvieron que alejarse. Apoyo para las hermanas de Harrie que verdaderamente lo necesitan.

Querido Harrie:

Tenías una confianza de hierro en Dios y creías en el paraíso. Esperamos que allí estés y sería bueno que te reunieras con mamá, papá y toda nuestra familia y amigos fallecidos.

Vaarwel Harrie.

Sra. Joke, hermana de Harrie

 

 

Recuerdos del Padre Harrie Verhoeven sss
en el tiempo del Noviciado

 

castello De Berckt Baarlo

De Berckt, Baarlo

 

Inicié el Noviciado el 29 de septiembre de 1963 en Bassenge, tras un mes de postulantado. Éramos 4 bel-gas, 3 francófonos y 1 holandés: Jean-Marie, Etienne, Frans y yo. Estábamos en camino por dos años. Novi-ciado a la antigua usanza, en la cima de la colina de Bassenge, para que la gente entienda, dos ejemplos: sotana todo el día, incluso para recoger fruta o deshierbar los senderos del jardín, y pedir permiso para escribir una carta a nuestros padres… Evidente-mente, estábamos muy contentos cuando el padre Raymond Barbé, compañero del padre Maestro, nos acompañaba a dar un paseo los miércoles por la tarde: ¡sus bolsillos estaban llenos de paquetes de cigarrillos! ¡Se hacen una idea!

La sorpresa llegó durante el mes de julio o agosto de 1964: íbamos a pasar el segundo año de noviciado en el extranjero, a Holanda, en la finca De Berckt, en Baarlo. Etienne y Frans ya no estaban allí. Solo Jean-Marie y yo iríamos. Y feliz noticia también: un sastre nos confeccionaría un “clergyman”, un traje de ciudad, puesto que la sotana no estaba permitida en este país. Otra sorpresa: De Berckt estaba en un país llano, casi a lo largo del Mosa. Estábamos acostumbrados a subir y bajar la colina de Bassenge. Asombro cuando abrí el cajón de mi habitación: ¡un paquete de sobres y un fajo de papel! Parecía increíble: ¡estaba realmente en un país extranjero!

El maestro de novicios, padre Harrie Verhoeven, nos condujo por la casa: lleno de alfombras hasta en la sala de recreo de novicios: nos volvió a extrañar. Pero lo más asombroso fueron las “lecciones” del Padre: Sagrada Escritura, Escritos del P. Eymard, Historia de la Congregación, en francés o en holandés. Holandés todo el día con los colegas: tuve la oportunidad de sentirme cómodo en el idioma de Vondel. ¡Genial!

Recreación agradable, múltiples temas de con-versación, visitas de “oradores” inusuales para noso-tros, conocidos o amigos del Padre Maestro. Rica en contactos, interés por las realidades de fuera y los “rostros” de la Congregación en todo el mundo. Saint-Exupéry escribió: “Nada humano me ha sido ajeno”. El Padre Maestro Harrie realmente nos hizo vivir esta frase. Harrie fue para nosotros: comprensión, aliento, ayuda, apoyo, modelo a seguir.

Llegué así al final del noviciado: el 14 de sep-tiembre de 1965 pronuncié mis primeros votos. Y ese día, en la sala de recreo, novicios y profesos jóvenes, con Harrie, celebramos la fiesta todos en la noche de despedida: ya al día siguiente, volvimos, Jean-Marie y yo, a Bélgica en espera de partir hacia Marly y la Universidad de Friburgo.

Gracias, Harrie, por todo lo que has sido para mí: un ejemplo de apertura de mente, tolerancia, perdón y, puedo decirlo así, amistad. Siempre hemos sentido una gran alegría al encontrarnos de nuevo, los siguien-tes años, tú como Superior General entonces en nuestra casa de Brakkenstein, recordando episodios de la vida en De Berckt.

Sí, gracias de nuevo, Harrie, ¡mil veces! ¡Dios será bueno contigo!

Padre Gérard Daix, sss


 

 

Conocí al padre Harrie Verhoeven como maestro de novicios cuando llegué a Baarlo en 1965. Era un religioso cálido y abierto de 36 años. Superior y maestro de novicios de una gran comunidad de 35 religiosos, Padres y Hermanos.

Por un lado, un buen grupo internacional de novicios y, por otro, una comunidad de profesos de mediana edad o jubilados. Vivian en la misma casa, pero con salas de recreación separadas para profesos y novicios. Los novicios también se alojaban en un pasillo distinto al de los padres. El padre estaba a gusto en ambos lados. Estaba preocupado por las reglas y costumbres de la casa. Así aseguró que en la casa, religiosos y novicios llevaran sotana. Recuerdo que como novicios estábamos fuera en clergyman, pero teníamos que ponernos la sotana cuando vol-víamos a casa, cuando pensábamos que íbamos a poder evitarla en el refectorio. Pero el Padre maestro nos señalaba la puerta para que nos pusiéramos el hábito religioso.

Sus lecciones en el noviciado eran interesantes y sabía inspirar a los novicios con sus conferencias y encuentros espirituales. Harrie fue un maestro inspi-rador y un ejemplo vivo. Él consiguió hacer actual para nosotros la espiritualidad eucarística del Padre Eymard, aunque lo pudo hacer aún mejor como Superior General. Por ejemplo, durante la sesión sobre Eymard que el Consejo General organizó en Lyon en 1980. Los novicios procedían de Bélgica, Alemania, Suiza y Holanda. El idioma habitual, un año fue el francés que sustituyó al holandés. Las lecciones también fueron impartidas en francés por los padres Schelstraete, Köhler y Verbeek. Esto nos impresionó mucho a los novicios y casi automáticamente apren-dimos a expresarnos en francés.

Verhoeven 60 sacerdoce 3

Harrie Verhoeven utilizaba varios idiomas para animar a los novicios en su propio idioma: pasaba del inglés al alemán, del francés al holandés o al italiano. Nunca le he oído hablar en vietnamita. Ya que hubo novicios vietnamitas, con su cultura. Hablaban idiomas europeos y compartían nuestra cultura de Europa occi-dental. Pero Harrie sabía respetar su cultura vietna-mita y darle un lugar en su formación.

Invitaba a menudo a personas interesantes de todo el mundo. Como había establecido intensos con-tactos durante sus estudios en Roma con el movi-miento Focolare, lo aprovechamos. Estos invitados nos hablaban en la sala de recreo de novicios: discursos o conferencias especiales para nosotros, la generación más joven. Hombres o mujeres, religiosos o artistas de alto nivel, teólogos o empresarios. Recuerdo que todos quedábamos impresionados.

De forma regular, los superiores provinciales de Alemania, Bélgica o Suiza, acompañados de Conseje-ros, venían a visitar a su novicio en Baarlo. Como novi-cios sabíamos que éramos de la misma Congregación en Europa. Los novicios vietnamitas estaban bajo la jurisdicción del provincial suizo. Para nosotros estaba claro que nuestra Congregación era internacional.

Harrie llevó a los novicios a la Mariapoli del movi-miento Focolare durante las vacaciones. Grandes reu-niones religiosas de los Focolares. Vimos a nuestro Maestro allí en otra de sus facetas. Hablaba con facili-dad a grupos de cientos de personas. Pasaba fácil-mente de un idioma a otro, cautivando a las personas de una manera especial. A través del movimiento Focolare disponía de una red mundial.

En 1968 fue nombrado superior de la casa de Brakkenstein y allí le siguió el noviciado. Allí, en el campus universitario, parecía aún más universal de lo que pensábamos. Ya no usaba sotana y a menudo estaba ausente de la casa. Su estancia en Nimega no duró mucho: fue elegido Superior General de la Congregación y partió hacia Roma.

Como Superior General no regresaba a menudo a los Países Bajos. El mundo entero se había conver-tido en su hogar. Nos trajo a los holandeses acontec-imientos del aggiornamento destinado a toda la Con-gregación. Cuando lo mencionaba, con ocasión de sus raras visitas al país, lo hacía de una manera emocio-nante, precisa y convincente.

Recuerdo, con gran gratitud y alegría la sesión sobre Eymard en Lyon en 1980, bajo su presidencia, organizada por el Consejo General. Durante 14 días, en el antiguo seminario San José de Lyon, con compa-ñeros de toda Europa. Dos semanas maravillosas que influyeron enormemente en mi vida como religioso sacramentino. Harrie fue un fantástico inspirador y coordinador durante la sesión. Allí apareció realmente querido por sus colegas. Con mis colegas Antoon van Schaik y Bert Janssen, escribí los textos para esta sesión de Eymard y los compartí en las reuniones comunitarias en Bélgica y Alemania. De regreso a los Países Bajos, inspirado por Harrie y su Consejo, fui a estudiar espiritualidad a la ciudad de Lyon, donde el padre Eymard pudo descubrir verdaderamente su vocación de ‘Apóstol de la Eucaristía’.

A partir de la sesión de Lyon se tomaron varias iniciativas en Bélgica y los Países Bajos para difundir la espiritualidad del Padre Eymard de una manera actual. He podido trabajar en muchas ediciones, con-ferencias o peregrinaciones espirituales. En Nijmegen, se abrió un Centro de espiritualidad parroquial (C.P.S.) para sembrar la espiritualidad eucarística en las par-roquias. Para mi es inolvidable que Harrie, de regreso a casa, acompañó las peregrinaciones y me dijo que las encontraba efectivas e inspiradoras, a pesar de que él mismo era mi maestro en la familia SSS.

 

Padre Wim van Meijgaarden, sss

 

 

Queridos lectores:

Me han pedido que escriba algo sobre el padre Verhoeven, de feliz memoria, ya que formé parte de uno de sus primeros grupos de novicios.

Lo realicé en el castillo de Baarlo, en el norte de Limburgo, Holanda, desde septiembre de 1962 hasta septiembre de 1964. En 1962/63, fue el piadoso Padre Chris Köhler quien fue nuestro maestro de novicios. Siguió el “patrón clásico” de la vida conventual antes del Vaticano II, con las Constituciones en latín, que tuvimos que aprender en parte de memoria. Él, un filósofo, nos dio entonces una iniciación a la lógica. Era la época del Papa Juan XXIII, de la renovación del Vaticano II, de la revolución: muchas estatuas religió-sas de yeso, también del padre Eymard, fueron encontradas en el ático de Baarlo, algunas arrojadas al suelo por nosotros, en pedazos… se terminó la pie-dad insípida. En el ático también había libros antiguos sobre la Congregación o su Fundador. Guardé 200 que desde entonces han sido devueltos a nuestra biblioteca en la casa de formación S. Pedro Julián Eymard, en Maputo.

Y llegó el joven padre Harrie Verhoeven como maestro de novicios. Si no me equivoco, conoció al entonces grupo de novicios: Hein Vrijdag, Wim Storm, Hub Kuijpers, Sjaak Lempers, Ruud Olthof, Alfred Tent (Alemania), Bruno el suizo y más tarde, algunos vietnamitas y algunos belgas. Esta internacionalidad muestra la disposición internacional de nuestro nuevo maestro. Sobre la base de las Constituciones y otros textos de nuestro Fundador, nos invitó a meditar y tam-bién a estudiar los textos bíblicos. Fue para nosotros una nueva dimensión de profundidad y vida. Lo que también era nuevo: nuestros espacios habitables esta-ban decorados con alfombras y cortinas. Todo se volvió más vivo y colorido, con muchos muebles nue-vos, donde podíamos encontrarnos agradablemente en comunidad.

Recibimos la visita de personas influyentes en espiritualidad y a nivel social, amigos cercanos o leja-nos de nuestro nuevo maestro. También a miembros del movimiento Focolare. Y finalmente, participamos, con sotana, en el primer Mariapoli, en Tilburg y luego en Bélgica. También fuimos de vacaciones a las monta-ñas suizas o a Rigi, en el Tirol, conociendo a otras comunidades de nuestra Congregación. Fue la experiencia vivida de pertenecer a una gran familia SSS. Un evento que nos impresionó fue la visita a una mina de carbón en Limburgo, en las profundidades de la tierra, con casco y faro. El Padre Verhoeven pensó que era importante que conociéramos el mundo e integrásemos en él nuestra vida religiosa.

Para decirlo todo en pocas palabras, nos inicia-mos en la vida religiosa en un estilo de vida más huma-no, abierto al mundo. Harrie tenía una mente abierta, un corazón abierto, era un amigo para nosotros. ¡Podíamos llamarle Harrie! La presión para ser acepta-do para los votos había desaparecido. La vida religiosa surgió de lo más profundo de nuestro ser.

Gracias.

Padre Hub Kuijpers, sss

 

 

Oraciones …

Estimado Padre General y Religiosos SSS,

Reciban mis condolencias por la partida del P. Harrie Verhoeven SSS quien, habiendo absorbido el espíritu del carisma y la misión eucarística, condujo la Congregación siguiendo de cerca las huellas de San Pedro Julián Eymard, su Fundador.

Creo que en el amor misericordioso de Dios se le dará un lugar en el banquete celestial. Tuve la alegría de conocerlo y mañana ofreceré la Santa Misa por el descanso de su alma. Que descanse en paz.

+ J. Winston S. Fernando, s.s.s.
Obispo de Badulla
Sri Lanka

 

 

Querido Padre Joseph,

Recibí su correo electrónico en el que me pedía que tradujera el texto del padre Harrie Verhoeven, un texto que presenta un testimonio conmovedor y perso-nal, que parece relatar su itinerario como "Jacob en el camino", recordando al padre Pedro Julian Eymard.

Con mucho gusto, Padre, me aplicaré a traducir este precioso documento de este Superior General, al que tuve el privilegio de conocer personalmente, ya que me confió varias responsabilidades al servicio de la Congregación - "haec minima sanctae matris Ecclesiae familia" (Const. 1). Fue el padre Harrie quien me pidió que fuera maestro de novicios en Inglaterra (1976-1981), que formara parte de una comisión consultiva sobre el nivel de oración y también de la comisión para la revisión de la Regla de Vida en preparación del Capítulo General de 1981.

Sí, tengo tantos recuerdos de esta gran persona, tantos recuerdos entrañables de este hombre como querido hermano. Sin duda, celebraré la Eucaristía por el descanso de su alma, rezando para que ahora goce de la dicha de poder contemplar cara a cara al Señor, al que adoró bajo el velo sacramental.

Fraternalmente,

Padre Michael G. Parker

  

Modificado por última vez en Viernes, 05 Febrero 2021 10:08