Viernes, 11 Junio 2021 14:47

Rep. Dem. Congo: Implicaciones comunitarias de “Fratelli Tutti”

Publicada el 10 de marzo de 2020, la encíclica “Fratelli Tutti”, Todos hermanos, del Papa Francisco, pretende ser tanto un llamamiento como una recomendación para construir comunidades religiosas más fraternas y más humanas. El Papa, en esta encíclica, señala algunos hitos que deben ayudar a los hermanos y hermanas que viven en una misma comunidad a considerarse realmente hermanos. Inspirado por las amonestaciones de Francisco de Asís, el Soberano Pontífice llama a todos los hombres, en particular a los consagrados, a dar testimonio de la verdadera fraternidad en su comunidad, a hacer de nuestras comunidades el lugar donde realmente se vive el Evangelio.

El Papa Francisco considera esta encíclica social como un modesto aporte a la reflexión para que, ante las diversas y actuales formas de eliminar o ignorar a los demás, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y amistad social, que no se limite a las meras palabras.

El Papa expresa el deseo de que todos juntos podamos revivir un deseo universal de humanidad. Todos juntos: “He aquí un secreto muy hermoso para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede afrontar la vida aislado. Necesitamos una comunidad que nos apoye, nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros mutuamente, mirando al frente, ¡Qué importante es soñar juntos! Solos, corremos el riesgo de tener espejismos por los cuales ves lo que no es; los sueños se construyen juntos. Soñemos como una única y misma humanidad, como viajeros compartiendo la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos acoge a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos”.

Pero, ¿qué entendemos por comunidad religiosa?

La comunidad religiosa está formada por personas a las que la llamada de Dios ha unido y que viven en comunidad en una profunda interdependencia. Compuesta por personas célibes, del mismo sexo, es un lugar de percepción, aceptación y actualización de uno mismo y de los demás. Es un lugar de plenitud. Es también un lugar de amor fraterno, cuyas cualidades principales son la gratuidad, la universalidad y la misericordia.

Una comunidad religiosa se diferencia de cualquier otra reunión material o de la simple colectividad. En la comunidad religiosa los seres humanos conviven sin elegirse. Las personas que viven en una comunidad no son como extraños que viajan en metro. A pesar de la gran proximidad física, cada uno está solo, desconocido para los demás e incluso casi inexistente para ellos (presencia de proximidad y no de espíritu).

En la comunidad, es la persona humana lo que importa (y el Papa habla de respeto a la dignidad humana), porque sin ellos no podemos hablar de comunidad en absoluto.

Comunidad, lugar de amor fraterno

Siendo un lugar de verdaderas relaciones, la comunidad religiosa es, por tanto, un lugar de amor, ya que el amor es una relación intersubjetiva.

El amor de Dios por los hombres es esencialmente gratuito. “Dios da por pura benevolencia, sin necesidad que le obligue a hacerlo, sin obligación que le incite a hacerlo, sin que se le imponga ninguna exigencia por parte del que recibe.” La gratitud no es accidental para el amor de Dios, sino su esencia misma. Ahora Jesús pide a sus discípulos que amen como ama el Padre, que lleguen a dar la vida por sus enemigos. Esto es lo que los religiosos se proponen experimentar.

En una comunidad religiosa hay mutismos violentos, miradas violentas, alejamientos violentos, negativas violentas, palabras violentas. Y esta violencia, a menos que se contrarreste con el perdón, genera violencia. Sacamos nuestra pistola para responder a quien la disparó. La victoria de una violencia sobre otra produce destrucción y ruinas de la comunidad. La única forma evangélica de superar la violencia en nuestras comunidades es utilizar la no violencia que incluye el perdón.

Comunidad, lugar de encuentro con el otro diferente a mi.

El otro que aparece en mi universo no es un objeto, un enemigo mucho menos, una cosa que pueda manipular, usar, poseer o incluso borrar como me convenga. Frente al otro que emerge en mi universo, ¿cuál es la visión u opción antropológica que fundamentalmente me impulsa?

Frente al otro tomado como objeto, son posibles varias actitudes negativas:

  1. Indiferencia: consiste en querer ignorar la presencia del otro que se me impone como una realidad innegable.
  2. Depreciación: que se caracteriza por la actitud de minimizar al otro, minimizando lo que él hace. La característica de esta actitud es que uno intenta hacer que el otro no me importe o que no lo reconozca. Esta actitud se materializa concretamente en el desprecio del otro.
  3. Denigración: no solo tratamos de menospreciar al otro, sino que también queremos que otras personas sientan este sentimiento de desprecio por ellos. Esta actitud tiene dos fervientes servidores: la calumnia y los celos.
  4. La negación del otro, los prejuicios, el complejo.

Todas estas actitudes negativas no promueven la verdadera hermandad. Por eso el Papa nos llama con fuerza y pide nuestra atención. Los hermanos que conviven deben considerarse “realmente” hermanos evitando los prejuicios, el sadismo, el odio, los golpes bajos, las calumnias contra sus hermanos.

8 de abril de 2021

Padre Francis Mwanza, sss
Rector del Postulado en Mont Ngafula

Modificado por última vez en Viernes, 11 Junio 2021 14:51